miércoles, 3 de marzo de 2010

¿Qué pasa si nada es imposible? ¿Si resulta que nada es inalterable, que nada es definitivo? ¿Que pasa si un día decidimos que no queremos seguir dejando correr el tiempo? ¿Por qué cuesta tanto dejar de desperdiciar la vida? ¿Por qué es tan difícil arriesgar?¿ Qué pasa si un día descubrimos que en realidad nunca hay demasiado que perder y si mucho por ganar? ¿Es más fácil quedarse con el beneficio de la duda, con el posible si y los sueños inconcretables que conocer la verdad? Es mi incomprensible tendencia a volver platónico cualquier amor.


Texto con algunos años, pero esta falta de amoríos me afecta un poco la inspiración.

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